martes, 24 de abril de 2012

Esperanza para Vivir


Cualquier fin de semana prolongado habla de alegría y de tristeza. Alegría, debido alencuentro de amigos y familiares; tristeza, por el elevado número de accidentes quematan, hieren y mutilan a muchas personas ansiosas por disfrutar las cosas buenas de la vida
Es interesante observar que en el 75% de los accidentes con víctimas fatales el conductor
está alcoholizado. Una actitud preventiva puede evitar que un inocente feriado se
transforme en un campo de batalla, donde centenares de personas se despiden de la
vida.

Al mismo tiempo que vemos, en la práctica de muchas personas, el desprecio por
la vida, desde los laboratorios que estudian la longevidad resuena el grito: “vivir más y
mejor, y si es posible, no morir”. Aubrey De Grey, especialista en genética de la
Universidad de Cambridge, es uno de los mayores defensores de la tesis de que es
posible al ser humano vivir más de mil años. Para De Grey, “en algún momento en el
futuro, con la medicina cada vez más poderosa, seremos capaces de tratar el
envejecimiento con la misma eficiencia con que tratamos muchas enfermedades hoy en
día”.

Mientras la ciencia corre en busca de la vacuna para la muerte, la imprudencia, la
genética o la falta de prevención continuarán cegando la vida de las personas que
amamos, y la nuestra también. ¿Podemos hacer algo para “estirar” un poco más la vida?
Claro: cultivar el buen humor, amar al prójimo, preocuparse menos, escoger alimentos
saludables, beber agua limpia, no tomar bebidas alcohólicas, no fumar, acostarse más
temprano, hacer ejercicios físicos y entregar la vida en las manos de Dios.
De todas formas cuando la muerte llegue para alguien a quien usted ama mucho,
recuerde que Dios tiene un magnifico plan para sanar su dolor. Ese plan es mejor que
poner un cuerpo muerto en un tubo congelado a 196 grados bajo cero, a la espera del día
en que los médicos lo resuciten. El plan divino fue revelado por Jesús, cuando dijo: “Yo
soy la resurrección y la vida; el que cree en mí vivirá, aunque muera” (S. Juan 11:25).
Jesucristo resucitó al tercer día después de su muerte en la cruz, y eso tiene importantes
implicaciones para nuestra vida. “Con su poder Dios resucitó al Señor, y nos resucitará
también a nosotros” (1 Corintios 6:14).

La creencia en la resurrección de los muertos es esencial, porque “si las
esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más
desdichados de todos los mortales” (1 Corintios 15:19).

Creer en la resurrección nos reconforta. “Hermanos, no queremos que ignoren lo
que va a pasar con los que han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que
no tienen esperanza. ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios
resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él. (...) Y los muertos en Cristo
resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4:13-16).

Vivir un poco más aquí depende mucho de nosotros mismos, según todo lo indica.
Pero, ¿Qué nos espera al final de diez, veinte o treinta años que consigamos adicionar a
nuestro calendario? ¿La oscuridad de la muerte? El conocido cineasta Woody Allen
reaccionó groseramente cuando le dijeron que sus películas lo inmortalizarían: “No quiero
ser inmortal por medio de mi obra. Quiero alcanzar la inmortalidad por no morir”.
Sólamente Jesucristo puede ofrecer vida plena, sin límites.
¿Usted también quiere ser inmortal? “Todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente” (S. Juan 11:26. RVR).

Usted solo necesita creer en Él como su Salvador, y aceptarlo como el Señor de su vida y
de su esperanza. Esa actitud garantiza vida eterna cuando Jesús regrese, y la certeza de
que “él les enjugará toda lagrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni
dolor” (Apocalipsis 21:4).

Francisco Lemos.


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