Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso. Sal 82:3.

Difícilmente el ser humano entenderá cómo se siente el débil, el huérfano, el afligido, o el desamparado, hasta subir en el camión que lleva a todas esas personas por el camino injusto de la vida que la estructura social les impone. Pero el consejo divino es: Preocúpate por ellos si quieres ser feliz.
El versículo de hoy no presenta una orden, sino un ingrediente de la felicidad. No es una carga, un peso, ni una obligación. Las enseñanzas bíblicas son secretos para una vida feliz. Hacer el bien, hace bien. La alegría que tú proporcionas con un gesto de nobleza, deja en ti un sentimiento de satisfacción y paz que no podrías comprar con todo el oro del mundo.