Como en el agua el rostro corresponde al rostro, así el corazón del hombre al del hombre. Proverbios 27:19
(Cuando vio a sus hermanos) Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. Hechos 28:15
Vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo… Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios. Juan 1:29, 34
Los bebés criados en los orfanatos por personas que continuamente llevan una máscara en su rostro por motivos de higiene, corren el riesgo de no desarrollarse de forma normal, pues no ven sonrisas ni oyen esas palabras llenas de amor que acompañan los cuidados debidos a los más pequeños.

Retengamos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, quien no se conformó con hablarnos desde el cielo, sino que él, el Dios de toda eternidad, vino en persona hasta nosotros bajo forma humana, para que los hombres pudiesen verlo y hablarle. El mismo Jesús se acercó a un leproso, a un minusválido y a una mujer culpable. Los escuchó, los miró, los tocó y les habló.
¡Tenemos tanto que aprender viendo a Jesús caminar en los evangelios (Juan 1:36), y dejándonos sondear y enseñar por sus palabras!
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