La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Jehová se irrita su corazón. Prov. 19.3
La vida es un camino. Si tú haces un análisis serio de la Biblia, llegarás a la conclusión de que en ella se presenta un único camino en dirección a la felicidad eterna. Las personas en nuestros días creen que no hay un solo camino, sino que “hay muchos caminos” para llegar a Dios, y que lo importante es ser sincero en aquello que se cree. Pensar de manera diferente hoy es poéticamente incorrecto.
Cuando Jesús estuvo en esta tierra, dijo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Si Jesús viviese en nuestros días, sería considerado políticamente incorrecto. Pero su enseñanza está ahí, mostrando que la felicidad en este mundo depende de escoger el camino correcto.
La sabiduría, según Salomón, no consiste solo en el algo que tú haces, sino en el camino por el cual tú transitas. Rechazar el camino de Dios, es rechazar al mismo Dios.
Junto a la metáfora del camino, tú encuentras también el énfasis en la libertad humana. Es frecuente el tema del contraste entre la vida de aquellos que aceptan andar en el camino y los que lo rechazan. La verdadera religión no es una religión de prohibiciones, sino de elecciones. Tú eliges, tú decides. Tú también cosechas el fruto de la decisión que tomaste. “Quien planta vientos, recoge tempestades”, dice un viejo refrán popular.
El texto de hoy es un llamado a la reflexión. ¿Hacia dónde vas? ¿A dónde te llevará el camino que transitas? Si tú crees que ese es el camino correcto, ¿quién determino que ese es el camino correcto? Mat. 7:13,14
Alejandro Bullón